Más de 120 chicas y chicos españoles salen hacia Etiopía estos días, con el programa de iniciación a la cooperación España Rumbo al Sur que cuenta con el apoyo económico de la Fundación Mutua Madrileña. Tres semanas de ruta que les dará una nueva visión sobre la vida.
Los españoles Emilio Bujosa, Judit Garcelán, María Cabello, o los gemelos franceses Paul y Vincent Mateu, son algunos de los participantes en la expedición a Etiopía del programa España Rumbo al Sur (ERS) de este verano.
Judit se define como “una persona inquieta cuyo motor de felicidad son los cambios, conocer lugares nuevos, y sobre todo gente nueva”, y que busca siempre “una razón por la que sonreír”; Emilio cursó 4º de la ESO en Taiwán, residiendo con familias taiwanesas, y desde noviembre buscaba programas de voluntariado en África, porque “espero darle un nuevo enfoque a mi vida, o al menos tener más puntos de vista”; a María le interesa “el ámbito internacional” y desde hace un tiempo “buscaba una experiencia fuera de lo común, que me sacara de mi zona de confort”.
Paul forma parte de una familia de seis hermanos, viajera por medio mundo: “Lo que más me llamó la atención es la perseverancia que demuestra España Rumbo al Sur como organización, seleccionando año tras año un país en África, para desenvolver proyectos humanitarios y ayudar a la gente allí”.
“Saben que estos proyectos no van a cambiar el mundo, son una gotita en el océano de las necesidades... ‒añade‒; sin embargo, la concienciación de los más de cien jóvenes cada año es un logro, que sin embargo puede cambiar muchas cosas...Y así, cada año, siguen su labor y eso me genera mucho respeto”.
Su hermano Vincent, al que también le gusta montar a caballo y el jiu-jitsu, políglota como Paul, incluido el chino, enmarca de este modo el viaje: “En la vida hay una serie de trenes que pasan, te puedes montar en ellos o no. El tren de España Rumbo al Sur pasó en mi vida y me subí en él para ya no bajar. Creo que una vez que te comprometes en algo, tienes que ir hasta el final de esa cosa, y para mí el final de esta expedición será cuando nos digamos adiós el 13 de agosto”.
Proceso de selección
Con este equipaje viajan todos a Etiopía, un país situado en el Este africano, que ha sido foro habitual de encuentros por la paz de otras naciones, y que duplica de largo a España en extensión (más de un millón de kilómetros cuadrados) y en población (109 millones de habitantes), aunque su nivel de vida es bajo (ocupa el número 68 por volumen de PIB en el ranking).
La expedición de ERS podría parecer convencional, pero no lo es. Este año se presentaron más de mil jóvenes, un récord de solicitudes, y sólo los mejores trabajos pasaron a la siguiente fase: una entrevista personal.
De ahí salieron los más de 120 seleccionados definitivos para el curso de emprendimiento, en el que aprendieron técnicas para conseguir la cofinanciación necesaria para hacer posible ERS 2019. Algunos pudieron beneficiarse de las Becas Valores, que concede la Fundación Mutua Madrileña, que apoya la expedición, que costean la mitad del viaje a muchos de los jóvenes, hijos de mutualistas con cierta antigüedad.
Durante los meses de marzo y abril, chicas y chicos simultanearon sus estudios y actividades regulares con esta iniciativa de emprendimiento. Una vez finalizado, realizaron una serie de pruebas y recibieron formación en la Academia de Infantería de Toledo, porque “hay una parte importante de preparación física, necesaria para el viaje”, señala María, y comparten casi todos.
Como los maratonianos etíopes
Etiopía no es un país africano cualquiera, porque, entre otros aspectos, ha dado al mundo grandes atletas, como el legendario Adebe Bikila, que ganó la medalla de oro del maratón de los Juegos Olímpicos de Roma (1960) corriendo descalzo, y también el oro en Tokio 1964. O la etíope Tigist Teshome Ayanu, que consiguió el triunfo en la Medio Maratón de Madrid, en abril, o Gelete Burka y Abrha Milaw, que se alzaron con el triunfo en la 43 edición de la maratón de París en la temporada invernal de este año, en categoría femenina y masculina, respectivamente, ante cerca de 60.000 personas.
Los etíopes tienen fama de deslizarse sobre el suelo, pero su correr no está exento de un esfuerzo y resistencia fuera de lo común, sobre todo en carreras largas, como la maratón. Esta pelea del hombre y de la mujer contra sí mismos, más que contra los demás, es algo que guarda similitud con los objetivos de España Rumbo al Sur entre los jóvenes que participan en sus iniciativas.
En efecto, España Rumbo al Sur está concebido como una formación práctica e integral para jóvenes de 16 y 17 años de cualquier lugar de África. El año pasado, fueron a Uganda. Este año, la expedición acaba de partir hacia Etiopía.
La cuestión es si los muchachos, liderados por Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo, sobrino del mítico reportero Miguel de la Quadra-Salcedo, van a ayudar en colegios, hospitales o al campo etíope, o aprenderán más ellos mismos. Dicho de otro modo ¿qué se traerán de tierras africanas?
Responde en su blog de bitácora el madrileño Emilio Bujosa: “Podría ser (traerme) una tela shemma, que son utilizadas comúnmente para vestimenta. A lo mejor un colgante merkal en forma de cruz, muy típico de la región. ¿O qué te parece una emocionante historia? Durante este agosto estaré tres semanas creciendo como persona, viviendo un sueño y ayudando a la sociedad. Será un viaje duro, en el cual de la mano de España Rumbo al Sur viajaré por Etiopía yendo a distintos proyectos de cooperación, no solo para enseñar a niños sino también para aprender. Aprender de la vida, de la cultura etíope, y de cada experiencia que vivamos en esta increíble aventura”.
María Cabello, tras su experiencia en Uganda del año pasado, desmonta la idea de que estemos ante un sencillo viaje de cooperación convencional. Aquí hay algo más, escribe la joven y futura diplomática en su campo de intenciones: “Este viaje no deja indiferente a nadie. Te hace reflexionar y, en muchas ocasiones, consigue que tu estilo de vida se vuelva más solidario o, al menos, que te replantees muchas cosas. Espero empaparme un año más del espíritu de Rumbo al Sur y del espíritu de África, que contagia luz y alegría”.
Paul Mateu, acostumbrado a viajar por medio mundo con sus hermanos, le da otra vuelta de tuerca: “Yo creo que la finalidad es vivir cada momento y no saber qué vamos hacer en el día de mañana, sino aprovechar cada momento”. Luego, al “concluir el viaje, espero que haya cambiado mi manera de ver el mundo y darme cuenta de la suerte que tenemos de vivir donde vivimos por lo cual valorar más lo que tenemos”.
Mente culta y tolerante
“Aportar mi granito de arena para mejorar a nivel personal y a nivel global el mundo”. Así habla Judit Garcelán, quien menciona su participación “en acciones de voluntariado ya sea con el banco de alimentos, con Apumak, Palestina o ERS. El año pasado tuve la suerte de participar en el viaje a Uganda 2018, que cambió el rumbo de mi vida, y es por esto por lo que este año vuelvo a África con ERS”.
“Además me encanta viajar –añade-, y en cuanto tengo algo de tiempo y ahorros intento hacer una escapada ya sea cerca o lejos de casa. Considero que conocer todo aquello fuera de la rutinaria comodidad, crea una mente culta y tolerante”.
En cuanto a su futuro profesional, que muchos tienen ya en la cabeza, Judit señala: “Toda la vida he creído tener claro querer estudiar veterinaria ya que he vivido rodeada de animales y mi aprecio hacia éstos, es inmenso. En el viaje a Uganda del verano pasado, visitamos un hospital local. Estas imágenes provocaron algún tipo de metamorfosis en mí, y en septiembre comienzo a estudiar enfermería. He decidido ayudar a los animales de otra manera y dedicarme al cuidado de las personas”.
Este año se presentaron más de mil jóvenes, un récord de solicitudes, y sólo los mejores trabajos pasaron a la siguiente fase: una entrevista personal.